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Cómo tener un espíritu emprendedor

“La economía está mala y se va a poner peor.” Frases como esta escuchamos a diario y, sea cierto o no que se va a poner peor, la realidad es que en el aquí y el ahora nos estamos viendo afectados. Entonces, ante esta situación no nos podemos quedar de brazos cruzados, es importante que busquemos nuevas alternativas para “echar pa’ lante”.

Se han conocido de  movimientos y organizaciones que se dedican a apoyar a microempresas y  PyMES (Pequeños y Medianos negocios) ya que están surgiendo muchos nuevos, en busca de un mejor porvenir económico. Precisamente de esa es la opción que te quiero hablar. Si buscas crear tu pequeño negocio y convertirte en un empresario, el primer paso es tener un espíritu emprendedor.

He aquí las características más importantes que debes poseer para lograrlo:

  1. Tener pasión. Un buen emprendedor vive apasionado, ama lo que hace, busca siempre luchar por eso que desea, el resto del mundo desaparece y solo existe su proyecto. Trabaja muchas horas sin mostrar cansancio porque se divierte con su trabajo. Y no solo tiene pasión por lo que hace, sino por la vida misma.

  2. Ser adaptable. Si la tecnología está avanzando, un espíritu emprendedor no se queda atrás, está un paso adelante. Además debe poder mejorar y personalizar sus servicios de acuerdo a las necesidades que se presenten.

  3. Siempre pensar positivo. Si quieres comenzar con el pie derecho debes saber que tendrás que enfrentar problemas, pero siempre mirándolos con optimismo y confianza. Permítete encontrar los rayos de luz dentro del panorama gris.

  4. Ser líder. Un buen líder es alguien con carisma, sentido de ética y con ganas de construir lo mejor para su empresa, infundiéndoles entusiasmo y apoyo. Debes poder influir sobre las personas, para que todas miren a la misma meta.

  5. Tener ambición. Si sabes lo que es nunca conformarse, tienes ambición. Siempre debes pensar en más y saber asumir riesgos por el bien de la empresa.

  6. Tener necesidad de logro. Debes siempre querer hacer las cosas bien, tener éxito en lo que haces y siempre buscar la forma de alcanzar lo mejor. Busca tareas retadoras que al lograrlas te hagan sentir satisfecho.

  7. Confiar en sí mismo. Las personas que tienen una buena visión de quiénes son y de lo que son capaces, pueden afrontar mejor los desafíos que la vida les presenta.

  8. Ser organizado. Saber organizarte te ayuda a definir tus prioridades, te ayuda a poner el foco en ellas y a saber administrar tu tiempo. Una persona organizada busca los medios para alcanzar los objetivos y se ayuda de nuevas tecnologías para lograrlo.

  9. Tener autonomía. Debes poder funcionar sin necesidad de un supervisor a tu lado y saber tomar iniciativas y decisiones por ti mismo.

  10. Ser creativo. Un espíritu emprendedor utiliza su creatividad para presentar nuevas ideas y proyectos, sabe proponer soluciones originales y encuentra alternativas innovadoras a los problemas.

  11. Ser solidario. Debes emprender respetando a la naturaleza y el ambiente, la comunidad y los derechos humanos. También debes saber reconocer los valores de otros, ofrecer ayuda desinteresadamente y poder compartir las tareas, los éxitos y los fracasos.

  12. Saber trabajar en equipo. Es importante saber trabajar con otros y distribuir tareas equitativamente, respetando las responsabilidades de cada uno y confiando en su trabajo. Esto se reflejará en el éxito de la empresa.

  13. Ser responsable. Debes ser responsable con tu trabajo y tu tiempo, pero sobretodo responsabilizarte de tus acciones y conocer las consecuencias de tus actos, sean positivas o negativas. Esto requiere de madurez y confianza en sí mismo.

  14. Tener iniciativa. Un buen emprendedor sabe cómo poner un proyecto en acción sin tener que depender de otros, está orientado hacia la acción y resolución de problemas y está siempre pensando y comenzando nuevos proyectos y acciones.

  15. Saber superarse. Debes ser capaz de tolerar la frustración y el fracaso, aceptando la realidad, recobrando fuerzas y comenzando nuevamente. Esto es más fácil si sabes determinar el valor de los problemas y cuánto vas a permitir que te afecten, siempre hay nuevas alternativas que explorar cuando las originales se cierran.